El gran Gatsby: THE SHOW MUST GO ON





 "The show must go on". Esta era el título de una de las principales canciones del clásico contemporáneo de Baz Lurhman, Moulin Rouge (2001), musical interpretado por Nicole Kidman y Ewan McGregor y en el que todo era exceso, barroquismo y espectáculo.

Los mismos ingredientes ha utilizado Lurhman para presentarnos su visión de la novela de F. Scott Fitzgerald, El gran Gatsby. Parece querer decirnos exactamente eso: 'The show must go on". El director australiano realiza una adaptación de la famosa novela pasandola por su prisma cinematográfico. El universo de Fitzgerald se mezcla aquí con los factores prinicipales que caracterizan el cine de Lurhamn: desmedido, apabullante, excesivo, barroquismo, en definitiva espectáculo, mucho espectáculo. 



El resultado es una película correcta pero no excelente. Cine entretenido y comercial con el que pasas un buen rato. Cuenta con escenas brillantes, como las grandes fiestas en la mansión de Gatsby, con una puesta en escena y una coreografía muy medidad y, sobre todo, la escena final en la piscina, de la que no se puede desvelar nada más.

De la novela de Fitzerald queda el contexto histórico, los años 20 del pasado siglo, y la elaboración de unos personajes misteriosos muy bien interpretados en sus papeles prinicipales por Leonardo Dicaprio (Jay Gatsby) y Carey Mulligan (Daisy Buchanan). Una gran historia de amor en la que se entremezcla el sueño americano, las infidelidades, la vida de la alta sociedad norteamericana y sobretodo, el show de Lurhman.